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Yo elijo FP
Es forzoso reconocer que durante mucho tiempo la Formación Profesional ha sido la gran desconocida para las familias y para la sociedad en su conjunto, que la siguen considerando una segunda opción para alumnos que no obtienen buenas calificaciones. Afortunadamente, las cosas están empezando a cambiar y la aspiración masiva de que los hijos obtengan títulos universitarios está empezando a cambiar ante los imperativos laborales mucho más exigentes y realistas que impone el mercado laboral.
Los alumnos que están en posesión de titulaciones de FP son especialmente valorados por las empresas, entre otras razones porque han realizado prácticas en ellas durante su periodo de formación.
La necesidad de adaptación que caracteriza en la actualidad al mercado laboral, exige una cualificación adecuada del trabajador, capaz de garantizar el ejercicio eficiente de cualquier profesión. La Formación Profesional se convierte así en una garantía de empleabilidad para los trabajadores y de productividad para las empresas. Por tanto, un objetivo fundamental de los Gobiernos debe de ser proporcionar oportunidades de formación y cualificación suficientes y de calidad, adaptadas a las características laborales y personales de cada persona.
Teniendo en cuenta la exigencia, cada vez mayor, de reciclaje permanente en el trabajo, el sistema de Formación Profesional está ofreciendo también la posibilidad de mejorar la competencia para el trabajo a lo largo de toda la vida, independientemente de las circunstancias coyunturales del estudiante, demandante de empleo u ocupado.
Personalmente estoy convencido que la Formación Profesional de calidad está llamada a consolidarse cada vez más en nuestro país, tanto por las razones apuntadas como por ajustarse con mayor facilidad a un entorno laboral en continuo cambio, que exigirá posiblemente cada vez más alternar los períodos de trabajo con los de formación.
Pero para que la FP se desarrolle convenientemente es preciso superar un problema pendiente, la coordinación de los tres subsistemas existentes: la inicial o del sistema educativo; la ocupacional para demandantes de empleo y la continua o de trabajadores en activo. Sigue habiendo compartimentos estancos, como son las Administraciones educativa y laboral y los agentes de formación, que no acaban de entenderse. Es por ello urgente una integración de toda la oferta pública de FP para favorecer las correspondencias y validaciones entre dichos subsistemas, así como la racionalización y óptimo aprovechamiento de lo recursos públicos.